Teníamos antojo de setas, y también antojo de croquetas, así que nos pusimos manos a la masa. El resultado es sin duda crujiente y cremoso. Éstas están hechas con 25 gr. de setas deshidratadas, una mezcla de Senderillas, Boletus y Trometas de la muerte. Se pueden hacer con cualquier otra que os guste.
Ingredientes (30 croquetas más o menos, según tamaño)
1 l. Leche de Avena
180 gr. Harina Integral de trigo
180 gr. Margarina
25 gr. de mezclum de setas deshidratadas, ó el equivalente en frescas
1 Cebolla grande picada
Sal
Pimienta recién molida
Tomillo
Nuez moscada
Preparación: Se derrite la margarina en una olla, y se fríen en ella a fuego lento las setas picadas (una vez hidratadas y escurridas) junto con la cebolla y una pizca de sal. Cuando estén bien pochadas, se apartan del fuego y se añade la harina; removeremos bien con unas varillas para que se haga un roux bien homogéneo, sin grumos de harina. En un cazo aparte, tenemos la leche de avena calentita, para hecharla sobre el roux que acabamos de hacer y diluirla bien: podemos hechar primero la mitad y mezclar bien con las varillas y luego la otra mitad, para asegurarnos de que todo se disuelva bien.
Ahora, todo el conjunto a cocer, a fuego lento, sin parar de remover con las varillas par que no se agarre y se quede bien cocinada la harina, al tiempo que coge bien el sabor a setas y cebollita. Es el momento de rectificar la sal, y añadir las especias.
Cuando la masa haya ligado lo sufucente, la apartamos del fueg y la extendemos en una bandeja, para que enfríe y se endurezca. Podemos guardarla en la nevera para que se haga consistente y la podamos trabajar.
Cuando esté fría, habrá solidificado lo suficiente como para formar croquetas: lo más fácil es cortar con un cuchillo cuadraditos de masa de tamaño similar, y a partir de éstos bolear las croquetas, teniendo harina extra en las manos para que no se nos peguen.
Empanado:
Como no vamos a usar huevo, haremos una mezcla bastante líquida de harina y agua fría, simplemente para que las croquetas se impregnen antes de pasar por pan rallado. Lo conveniente sería empanarlas y congelarlas, para asegurarnos de que no se rompen al freír.
Sacamos del congelador y vemos que están bien formadas, conservando su empanado. Las freímos en abundante aceite muy caliente, para que se doren bien por fuera.
Podemos acompañarlas de una ensalada fresca (la nuestra es de aguacate, manzana, alcaparras, pepinillos, hoja de roble, tomate y mostaza a la antigua), y una lágrima de hummus con pulpa de ñoras, de ahí su color rojizo.
Esperamos que os pongáis finos con estas croquetas. Bon profit!!